Cada
mañana bajaba corriendo a la cocina a contarle a sus padres lo que había
soñado. Día tras día, soñaba con ser un gran astronauta y viajar por el espacio
como su abuelo, recorriendo la galaxia al detalle.
Desde
pequeño, a Mateito le apasionaba todo lo relacionado con las estrellas, los
planetas, los astronautas y sobre todo el Sol y la Luna.
Cada
mañana, Mateito contaba sus aventuras viajando por las constelaciones. La Osa Mayor
era su gran amiga. Cada noche pasaba a visitarla y a contarle que había hecho
durante el día en el colegio.
Al
planeta de los anillos, Saturno, iba a jugar ya que en el podía correr y saltar
libremente.
También
le encantaba visitar a su amiga la señora Luna y su amigo el señor Sol, con
ellos cantaba divertidas canciones que había aprendido en el colegio.
Pero
una mañana, Mateito se levanto triste.
Su
mama le pegunto ¿Qué te pasa Mateito?, y el respondió ¿El Sol y la Luna están
tristes porque no se pueden ver? ¿Qué puedo hacer?
Su papa
se quedo pensando y al rato le dijo… ¡tengo una idea! El Sol y la Luna si que
pueden verse. Ven, te contare algo.
Mateito
escucho con atención lo que su papa le contaba y cuando llego la noche no dudo
en acostarse rápidamente para ir a contarles al señor Sol y a la señora Luna su
maravilloso plan.
Primero
fue a visitar a su amigo el señor Sol, le dijo que habría una noche especial en
la que la señora Luna vendría a visitarle. El señor Sol se puso muy contento,
pero Mateito no sabia cuando sucedería esto, lo que le dejaba un poco
intranquilo ya que el señor Sol tenia muchas ganas de verla.
Mas
tarde fue a visitar a la señora Luna. Esta al escuchar el plan se alegro mucho
de poder ir a ver al señor Sol. Se puso tan contenta que se hizo redondita y
grande, brillando mas que ninguna noche.
A la
mañana siguiente, Mateito bajo a desayunar a toda prisa, para poder contarles a
sus padres lo que esa noche había sucedido.
Cuando
llego a la cocina, sus padres estaban mirando por la ventana y el pregunto
extrañado, ¿qué miráis con tanto interés?.
La
mama de Mateito lo cogió entre sus brazos y le dijo, ¡Mira bien al cielo!.
Este
miro con asombro lo que estaba pasando, no podía creerlo, el señor Sol y la
señora Luna se habían encontrado, por fin estaban juntos. La historia que su
papa le había contado se había hecho realidad. Un bonito eclipse de Sol, cubría
parte del planeta el 4 de Enero de 2011.
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